Actitudes: Estructura y Funciones
¿Qué son las actitudes?
Desde esta
disciplina las actitudes son importantes por dos razones principalmente. En
primer lugar porque influyen considerablemente en la forma en que pensamos
sobre la información social y en cómo la procesamos.
La segunda de las
razones por las que son importantes las actitudes es por la influencia que
tienen sobre el comportamiento.
En la medida en que
las actitudes influyen en el comportamiento de la gente, conocerlas ayudara a
predecir sus conductas.
Definición
Desde la psicología
social se han propuesto distintas definiciones sobre el término actitud. Una de
las más utilizadas es la que propone que una actitud es una tendencia
psicológica que se expresa en la evaluación de una entidad particular de algún
modo favorable o desfavorable.
La actitud, como
tal, consiste en un constructo psicológico no observable, de carácter
evaluativo, que media entre un objeto y las respuestas de la persona ante ese
objeto. Las evaluaciones que caracterizan a las actitudes se pueden definir
por:
- Su dirección o valencia.
- Si intensidad o polaridad.
Estructura de las actitudes
Aunque no existe
unanimidad a la hora de explicar la estructura interna de las actitudes, uno de
los modelos más utilizados a la hora de entender cómo se organiza mentalmente
una actitud es el modelo tripartito( Rosennberg y Hovland, 1960)
según el cual las actitudes están formadas por tres
componentes: el afectivo, el cognitivo y el componente conductual.
El componente
cognitivo se refiere a las cogniciones o pensamientos asociados con las
actitudes, que han sido denominados tradicionalmente creencias.
El componente
afectivo se refiere fundamentalmente a los sentimientos, estados de humor,
emociones y respuestas del sistema nervioso autónomo.
El componente
conductual se refiere tanto a las acciones que lleva a cabo una persona hacia
el objeto de actitud como la intensión de conducta.
Propiedades de las actitudes
Accesibilidad y fuerza de las actitudes
La accesibilidad se
refiere a la facilidad con la que una actitud puede ser recuperada de la
memoria(1989), y uno de sus indicadores es la velocidad con la que una actitud
es recordada o activada.
La accesibilidad va a influir en la interpretación que las
personas hagan de la realidad, así como el comportamiento de manera que cuanto
más accesible sea una actitud, con mayor intensidad influirá en el
comportamiento.
Otra de las características de la actitud es la fuerza, que
se refiere a la estabilidad y
resistencia temporal de la actitud, así como a su impacto sobre el
comportamiento.( Krosnick y Petty 1995) Las actitudes fuertes son más estables
y resistentes.
El que una actitud sea más o menos fuerte va a depender,
entre otros, de tres factores: por un lado, si la actitud se ha formado a
partir de la experiencia directa, será más fuerte que si se ha formado a partir
de lo que otras personas nos han contado.
Otro de los factores que va a influir en que una actitud sea
más o menos fuerte es el consenso social. ( Festinger , 1957).
Por último, la
importancia que se le dé a la actitud ( que no al objeto de actitud) es otra de
las características que influyen sobre su fuerza.
La ambivalencia actitudinal
Si bien la
estructura que da origen a una determinada actitud es la integración de las
evaluaciones basadas en uno, dos o tres de sus componentes, las evaluaciones de
cada uno de estos componentes pueden no ser consistentes entre sí.
La investigación
sobre ambivalencia actitudinal demuestra que una persona puede evaluar al mismo
tiempo un objeto de actitud como positivo y negativo
La falta de
consistencia es experimentada por los individuos como un estado desagradable e
incluso poco adaptativo. Las persona en esta situación suelen estar motivadas
para reducir o eliminar esa ambivalencia o, al menos, las consecuencias
negativas que de ella resultan.
Actitudes explícitas versus implícitas
A menudo podemos
expresar de forma consciente y reflexiva cuáles son nuestras actitudes, así
como las consecuencias que tienen sobre nuestros comportamientos y/o afectos. A
estas actitudes se les denomina actitudes explícitas. Muchas otras veces
algunas actitudes se activan de forma automática e inconsciente, a este tipo de
actitudes de las denomina implícitas precisamente porque las personas no son
capaces de identificarlas.
¿Cómo se miden las actitudes?
Cuando se habla de
cómo medir las actitudes, realmente se hace referencia a cómo medir su
intensidad, es decir, al grado en que se evalúa como favorable o desfavorable
un objeto actitudinal.
Las medidas de las
actitudes pueden ser básicamente de dos tipos: las medidas explícitas y las
medidas implícitas.
a) Medidas explícitas o directas
Tradicionalmente
las actitudes han sido medidas mediante técnicas de auto informe, basándose en
los tipos de escala más conocidos, como las de tipo de Likert o el diferencial
semántico. Ambas coinciden en que recogen distintos factores o dimensiones
relacionados con el objeto de actitud:
- Escalas tipo Likert
- Diferencial semántico
b) Medidas implícitas o indirectas
Como se recordará, las actitudes implícitas son las
evaluaciones del objeto actitudinal que
son inconscientes para la persona y que dan lugar a respuestas automáticas que
le sujeto no identifica como relaciones con ese objeto de actitud.
El hecho de que una
persona desconozca que su actitud está siendo medida no significa que
desconozca su actitud. Se han elaborado varios tipos de medidas implícitas;
entre ellos, los más empleados son:
- La pre exposición o priming consiste en la presentación del objeto de
actitud en la pantalla de un ordenador durante unos milisegundos, seguido de
una serie de palabras con carga emocional positiva o negativa.
- El test de asociación implícita también mide tiempos de
respuesta de los individuos mediante pruebas realizadas con una ordenador,
tratando de comprobar el grado de asociación entre dos conceptos, uno de los
cuales será el objeto de actitud y por el otro, una serie de palabras con
diferente tono evaluativo.
¿Cómo se forman las actitudes?
En general, las
personas tiene actitudes hacia una gran cantidad y variedad de estímulos,
incluso sin haber tenido experiencia directa o conocimiento sobre ellos.
Sin embargo, puede
afirmarse que la mayoría de las actitudes tienen sus raíces en el aprendizaje y
el desarrollo social. No se puede ignorar la influencia que tienen algunos
aspectos personales sobre la formación de actitudes.
Las actitudes, una
vez que se forman, se almacenan en la memoria, recuperándose cuando es
necesario.
Origen biológico
No es fácil demostrar que las actitudes también pueden tener
un origen biológico, aunque hay análisis que revelan cómo las preferencias de
las personas han sido creadas a partir de la historia biológica y cultural de
la especie humana.
Actitudes basadas en la experiencia directa con el
objeto actitudinal
La propia experiencia con el objeto de actitud puede ser la
base sobre la que se forma una actitud. Un claro ejemplo de ello es el llamado
efecto de la mera exposición. Zajonc observó que la exposición repetida de un
estímulo nuevo es suficiente para que las personas incrementen sus respuestas
afectivas y evaluativas hacia dicho objeto.
Condicionamiento clásico
El efecto de
condicionamiento clásico consiste en que la aparición reiterada de un evento
originalmente neutro, el estímulo condicionado, precediendo o simultaneo a otro
estimulo biológicamente relevante y capaz de provocar una reacción del organismo o respuesta incondicionada, hace que
la mera presentación aislada de estímulo condicionado acabe por producir
también una reacción similar a la respuesta incondicionada, conocida como
respuesta condicionada.
La peculiaridad del
condicionamiento clásico en relación a la formación de actitudes es que es
duradero y resistente a la extinción.
Condicionamiento instrumental u operante
El condicionamiento
instrumental u operante es una forma de aprendizaje en la que la consecuencia
es contingente a la respuesta que previamente ha emitido el sujeto. Si la
consecuencia es positiva, se espera que aumente la frecuencia de la repuesta;
si por el contrario la consecuencia es negativa, se espera una disminución de
la respuesta.
Aprendizaje vicario o modelado
A menudo la gente
imita las actitudes de los demás, pues al haber observado previamente las
consecuencias que tales actitudes han tenido para esas personas, éstas le han
servido de referencia.
Este aprendizaje de
las actitudes se observa frecuentemente en el desarrollo de ideas y creencias,
ideologías políticas, creencias religiosas.
¿Para qué sirven las actitudes?
Algunos autores han
propuesto que las actitudes sirven a una variedad de necesidades o funciones
psicológicas, concluyendo la mayoría de las respuestas que se han dado que las
actitudes ayudan a los individuos a
adaptarse al medio, a sobrevivir dentro de él. En definitiva, las actitudes
desempeñan en al vida de las personas importantes funciones adaptativas que
serán las que se traten a continuación.
Función instrumental
Tienen lugar cuando
la actitud sirve a la persona para alcanzar objetos que le reporten beneficios
tangibles o un ajuste a la situación, así como para evitar objetivos no
deseados. Dicho de otra forma, las personas desarrollan actitudes positivas
hacia lo que les aporta beneficios, y actitudes negativas hacia aquello que
está asociado con consecuencias negativas.
Función expresiva de valores
Esta función la desempeña una actitud cuando
nos permite la expresión abierta de los pensamientos y sentimientos que
queremos que los demás conozcan de nosotros
.
Función cognoscitiva
Según esta función,
las actitudes ayudaran a los individuos a organizar la información que proviene
de los objetos de actitud en función de la valoración que se haya echo de
ellos, estructurando y dando coherencia a la sobrecarga de estímulos a los que
las personas estamos expuestos continuamente.
Función de defensa del yo
Tienen lugar cuando
las actitudes contribuyen a mantener la autoestima personal o la autoestima
basada en el grupo al que se pertenece. Esto puede dar lugar a actitudes
prejuiciosas, al evaluar negativamente a personas de otros grupos sociales.
Finalmente, hay que
tener en cuenta que una misma actitud puede desempeñar diferentes funciones
para distintas personas.
¿Cuál es la relación de las actitudes con el
comportamiento?
Como se ha
comentado, una de las razones por las que las actitudes son importantes es por
la influencia que tienen sobre el comportamiento. El grado de influencia de las
actitudes sobre el comportamiento ha llegado a ser uno de los tópicos más
estudiados dentro del campo de las actitudes.
4.1 Factores que afectan a la influencia de la actitud sobre
la conducta
Como se ha dicho, hay factores contextuales que estarían
influyendo en la relación actitud-conducta y que pueden resumirse en las normas
sociales y la presión temporal.
Las normas sociales
se refieren a las reglas que indican como las personas, supuestamente, han de
comportarse en una situación dada. La presión temporal, se refiere a aquellas
situaciones en las que no hay tiempo suficiente para elaborar la repuesta que
se quiere.
Un factor asociado
a la propia actitud que influye en la relación entre actitud y conducta es su
especifidad. Entendemos por especifidad el grado de precisión con el que están
definidas la actitud y la conducta relacionada con ella.
La teoría de la acción razonada
Con el propósito de
comprender la influencia de las actitudes sobre el comportamiento, se debería
distinguir entre dos tipos de actitudes. Por un lado estarían las actitudes
generales hacia los objetos que pueden ser: físicos, personas y/o grupos;
instituciones, políticas, eventos y cualquier otro objeto actitudinal más
general y abstracto. El segundo tipo de actitudes son las referidas a la
realización de una conducta en relación con un objeto de actitud.
La teoría de la
acción razonada estudia los procesos
psicológicos que intervienen entre la activación de una actitud y la respuesta
conductual llevada a cabo hacia dicho objeto. Fue diseñada para explicar y
predecir el comportamiento humano en contextos específicos, y es aplicable a
conductas deliberadas.
Las actitudes de la
persona hacia la conducta en cuestión son el resultado de la suma de varios
productos. Por un lado, las actitudes hacen referencia a las creencias que
tiene la persona acerca de los resultados de realizar esa conducta y, por otro,
está la evaluación que la persona hace de dichos resultados.
Al separar conducta
de intención de conducta, se considera además que hay factores externos que
pueden estar afectando a la conducta final, además de la intención para
llevarla a cabo.
La teoría de la
acción razonada ha sido ampliamente utilizada, y se ha demostrado empíricamente
que funciona en relación con muchas y muy diferentes cuestiones, como la
predicción de conductas de salud, la decisión de abortar, el consumo de
marihuana, conductas relativas a la prevención de la enfermedad cardiovascular,
el voto en las elecciones, el seguimiento de dietas adelgazantes, la
realización de conductas ecológicamente responsables, el uso del preservativo,
etc.
El modelo MODE
Los dos modelos anteriores parecen ajustarse bastante bien a
situaciones en las que tenemos tiempo para pensar, razonar y planificar. Sin
embargo, no siempre contamos con ese tiempo para decidir cómo actuar. A veces
las actitudes hacia determinados comportamientos pueden producir respuestas
conductuales que no están mediadas por la intención de conducta, influyendo en
el comportamiento de un modo más directo y automático.
Comentario:
F. H. Allport: “Una actitud es una disposición mental y
neurológica, que se organiza a
partir de la experiencia y que ejerce una influencia
directriz o dinámica sobre las
reacciones del individuo respecto de todos los objetos y a
todas las situaciones que les
corresponden”. O según ALLPORT refiere que es un Estado mental y neural de la
preparación de la respuesta, organizado a través de la experiencia. Rosenberg y
horland, manifiestan que son predisposiciones a responder a alguna clase de
estímulos con ciertas clases de respuestas Estas clases de respuesta se
especifican como cognitivas, afectivas y conductuales; esto es, los tres
componentes que forma la actitud es un conjunto que media entre los estímulos
que antecede y la pre-conducta Se pueden distinguir dos tipos de teorías sobre
la formación de las actitudes, estas son: la teoría del aprendizaje y la teoría
de la consistencia cognitiva.
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